Carta de Simón Bolívar a Maxwell Hyslop
«Podemos ver la condición de traidor a su Patria y genocida con sus hermanos en la carta donde el 'libertador' Simón Bolívar se vendía incluyendo en el lote unas tierras que no le pertenecían»
Podemos ver la condición de traidor a su Patria y genocida con sus hermanos en la carta donde el 'libertador' Simón Bolívar se vendía incluyendo en el lote unas tierras que no le pertenecían. Me refiero a la carta dirigida al empresario inglés Maxwell Hyslop, donde Simón Bolívar ofrece entregar al Imperio Británico los territorios de Panamá y Nicaragua a cambio de la ayuda financiera para sus campañas militares contra la madre patria hacia la que declaró «guerra a muerte» cometiendo uno de los primeros genocidios de América.
Así es cómo los pseudo «libertadores» entregaron Hispanoamérica a los intereses anglosajones en el siglo XIX convirtiéndose en esclavos económicos hasta la actualidad, lo que podrían haber sido cuatro superpotencias a nivel global, por riqueza, base cultural, materias primas y caudal humano.
Por eso al enemigo le interesó fraccionar el territorio en cuantas más repúblicas mejor, desconectadas entre ellas para controlar así el movimiento de mercancías y capitales.
A día de hoy lejos de percatarse de ello no dejan de lamentarse de la herencia española culpándola de sus males y ocultando su indolencia.
Al enemigo le interesó fraccionar el territorio en cuantas más repúblicas mejor
Así lo prueban las declaraciones de Lord Henry Brougham (1778-1868, estadista británico nacido en Edimburgo) quien afirmaba en la Cámara de los Comunes (sesión del 13 de marzo de 1817) refiriéndose a las nuevas perspectivas del comercio inglés con las Indias: «Pudiera decir que esta perspectiva es tan rica y variada, que si toda Europa se cerrase a nuestro comercio, o si todo el continente europeo se borrase del mapa, hallaríamos mayores utilidades que las que hemos sacado de Europa en las fértiles y brillantes regiones de Sudamérica».
Con respecto a la actitud de los gobiernos rebeldes, agregaba Brougham que «en 1814 se ofreció un monopolio por parte de los sudamericanos, y en 1816 se renovaron estas ofertas, con ventajas que no tienen ejemplo».
Es decir, las flamantes repúblicas ofrecían a los británicos perspectivas de comercio prácticamente monopolizadas por Gran Bretaña. Aun así, los nacionalistas católicos insistirán en que la secesión nada tuvo que ver con los intereses británicos, craso error.
Todo obedece a un plan que se venía urdiendo desde mucho antes y que se plasmó en el libro de John Pullen en 1711, «Una propuesta para humillar a España». Cualquier hispanoamericano con un mínimo de conocimiento y sensatez no puede sentirse orgulloso de tal personaje y menos de todo aquello que se adjetiva como «bolivariano».
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